viernes, 5 de septiembre de 2014

Suicidio se convierte en una epidemia mundial (OMS): cada 40 segundos alguien se quita la vida.

El informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que declara que 800 mil personas se suicidan al año y que cada 40 segundos alguien se quita la vida, convirtiendo al suicidio un asunto de salud pública, nos llama a los espíritas a movilizar todas nuestras fuerzas para esclarecer respecto del suicidio y sus graves consecuencias, para la vida después de la muerte física. Desde esa perspectiva, el suicidio es una vana ilusión, porque luego de la muerte física existe la vida, es decir, la responsabilidad de nuestros actos, y no la nada.
Lean aquí la nota de la Organización Mundial de la Salud
Ya antes la OMS declaró como una epidemia a la "Depresión" en la humanidad.
La búsqueda del sentido de la vida ha tenido al hombre y a la mujer a buscarlo en el exterior, en los apegos, en otra persona y éxitos materiales, y en realidad está tan cerca como dentro de nosotros.
Jesús y Kardec nos dicen que el reino de Dios están dentro de nosotros, así como la psicología positiva nos enseña que entre menos dependamos del exterior, más libres seremos.
Entonces, esclarezcamos a nuestros adolescentes: el suicidio es un acto de desamor contra nosotros mismos y la entrada a un torbellino de dolor, que solo cesa cuando se reencarna de nueva cuenta para vivir exactamente las mismas condiciones que se vivieron en la vida desaprovechada.


¿Qué dice el Espiritismo del Suicidio?

Emmanuel nos dice:
"De todos los desvíos de la vida humana, el suicidio es, tal vez, el mayor de ellos por su característica de falso heroísmo, de la negación absoluta de la Ley de Amor y de suprema rebeldía a la voluntad de Dios, cuya justicia nunca se hace sentir junto de los hombres, sin la luz de la misericordia.

Kardec en el Libro de los Espíritus nos dice en la pregunta 944. ¿Tiene el hombre derecho a disponer de su propia vida?
No; sólo Dios tiene ese derecho. El suicidio voluntario es una transgresión de la ley.
945 – ¿Qué debe pensarse del suicidio que tiene por causa el hastío de la vida?
– ¡Insensatos! ¿Por qué no trabajan? Así no les hubiera sido un peso la existencia.
946 – ¿Qué debe pensarse del suicidio que tiene por objetivo librarse de las miserias y desengaños de este mundo?
– ¡Pobres Espíritus que no tienen el valor para soportar las miserias de la existencia! Dios ayuda a los que sufren, y no a los que no tienen fuerza ni valor. Las tribulaciones de la vida son pruebas o expiaciones; ¡Felices los que las soportan sin murmurar porque serán recompensados!
– (…)Los que indujeron a un infeliz a ese acto de desesperación, ¿sufrirán las consecuencias?
– ¡Oh! ¡Infelices de ellos! Porque responderán por el homicidio.
948 – El suicidio que tiene por objeto evitar la vergüenza de una mala acción, ¿es tan reprensible como el causado por la desesperación?
– El suicidio no borra la culpa, por el contrario, habrá dos faltas en lugar de una. Cuando se tuvo valor para hacer mal, es preciso tenerlo también para sufrir las consecuencias. Dios juzga, y según la causa puede a veces disminuir los rigores.
950 – ¿Qué debemos pensar del que se quita la vida con la esperanza de llegar más pronto a otra vida mejor?
¡Otra locura! Que haga bien y estará más seguro de alcanzarla; porque retarda su entrada en un mundo mejor, y él mismo pedirá volver a concluir esa vida que cortó en virtud de una idea falsa. Una falta, cualquiera que ella sea, no abre nunca el santuario de los elegidos.
952 – El hombre que perece víctima de las pasiones que sabe que han de apresurar su término, pero a las cuales no le es posible resistir, porque el hábito las ha convertido en verdaderas necesidades físicas, ¿comete un suicidio?
Es un suicidio moral. ¿No comprendéis que en semejante caso el hombre es doblemente culpable? Hay en él falta de valor y bestialidad, y además olvido de Dios.

¿Qué podemos hacer los espíritas al respecto?


El Consejo Espírita Internacional ha promovido entre sus agremiados la elaboración y difusión de campañas contra el suicidio, especialmente entre los adolescentes y sus padres, explicando de acuerdo con la doctrina espírita, cuáles son las razones que pueden llevar a una persona a atentar contra su propia vida, los efectos para el espíritu al despertar de la muerte violenta y las obligaciones de reparación frente a las leyes divinas.

Se recomienda la lectora del libro Memorias de un Suicida de Ivonne Pereira.




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