lunes, 18 de abril de 2016

Nacer y Morir

El próximo día 15 de mayo el Consejo Espírita de México y el Centro de Enseñanza Espirita Allan Carde (CEEAK) realizarán la conferencia-desayuno en la que se expondrá el tema ¨"El Por qué Del Nacer y Morir, Una Visión Espírita."
Aprovechando la cercanía de dicho evento, platicamos con Jorge Camargo, fundador del CEEAK, vice-presidente del Consejo Espírita de México y ponente de la próxima conferencia, para que nos adelantara un poco sobre el tema que será abordado.

¿Por qué nace un niño?

JC: Bueno el nacimiento de un niño digamos es una experiencia maravillosa que se llama reencarnación. El niño es un espíritu formal que ha elegido la planeación de su reencarnación, para que en esta experiencia física, (porque él es un espíritu en una experiencia física), planear todas aquellas cosas que le van ir aconteciendo…la familia donde nace, las experiencias que va a ir teniendo, para irse unificando, elevando espiritualmente con el único fin de construir un camino espiritual. Se trata de una oportunidad que los espíritus nos han dicho a través de la Doctrina Espírita, una oportunidad divina que nos concede Dios, que es un ser amoroso y que nos ama para poder ir despojándonos de aquellas cosas que nos produce dolor en nuestras vidas. Esto es lo que implica el nacimiento por lo que respecta al padre y a la madre es un compromiso con ese hijo que se ha hecho incluso previamente antes de nacer.

¿Qué sucede cuando un hombre muere?

JC: Cuando un hombre muere simbólicamente concluye un camino. Un camino que por la vía de la reencarnación, tiene la finalidad de que las personas vayan eliminando de su interior aquellas cosas que las hacen infelices para alcanzar la paz mental. Debemos recordar que estamos temporalmente en este mundo físico, somos espíritus en una experiencia material y que tiene esta finalidad planeada de pasar ciertas experiencias que nos ayuden a eliminar apegos a luchar con inclinaciones con defectos, y una vez que concluimos con esa lucha suave, entonces estamos avanzando a la siguiente etapa espiritual.
 La muerte implica el regreso a casa porque hay una familia que está integrada también tanto por personas encarnadas como desencarnadas; y que, al regresar nos reciben con tanto amor porque nos reintegramos a ellos. La muerte es también una prueba. La calidad de nuestra muerte será en función de la calidad de nuestra vida si fuimos capaces de construir una vida en amor, entendiendo al prójimo, al otro como un instrumento de trabajo en el cual vamos a sembrar nuestras mayores virtudes. Pero también entendiendo que el otro puede ser un instrumento para probarnos en algunas otras cosas como la paciencia, el amor, el perdón y la tolerancia, entonces la muerte de una persona, yo diría, es un feliz regreso a casa en condiciones proporcionales a su calidad de vida espiritual.

¿Cuál es la necesidad de reencarnar?

JC: En el libro de los Espíritus, Kardec nos aclara que, los espíritus estamos en la erraticidad, es decir, en el plano espiritual el tiempo que deseemos, preparándonos para la experiencia física. La necesidad de reencarnar se produce porque en el plano espiritual no hay elementos o algunos elementos que permitan probarnos  el grado de adelantamiento o fortaleza para confrontar algunas situaciones que tienen que ver con los apegos físicos. Voy a poner un ejemplo muy rápido: Si una persona en su vida anterior ha muerto de alcoholismo es obvio que para poder superar su experiencia alcohólica de la vida pasada, deberá pasar por un mundo físico donde exista el alcohol, y deberá confrontar las mismas experiencias que vivió en un su vida pasada, para poder superar esa prueba. Por lo tanto, la materialidad, es decir, ver a la tierra como una escuela material, una escuela divina, nos permite entender la necesidad de reencarnar para convivir con una cantidad de espíritus que están encarnados y con los cuales vamos a ir probándonos en diferentes órdenes de disciplina. Vamos a hablar de amor, desamor, perdón, tolerancia, y también nos encontraremos con aquellas personas o que hemos amado mucho o que hemos dañado también en determinadas circunstancias por lo cual tenemos por medio de la convivencia física poder experimentar el perdón, poder sentir perdón, poder tener compasión, poder acompañar, expresar de una manera física nuestro amor. Esta es la razón por la que todos debemos reencarnar de  manera constante aún cuando el libre albedrío nos permita espaciar las reencarnaciones por algunos períodos largos.

¿Por qué tememos tanto a la muerte?

JC: Bueno habrá que recordar que en el Libro de los Espíritus, Allan Kardec menciona que nosotros contamos con instintos y que uno de los instintos es el de la conservación. Por lo tanto, dentro de los instintos de la conservación, está el de la preservación del alma. Si nosotros no tuviésemos en nuestro interior como dice Kardec este instinto, sería muy fácil que renunciáramos la experiencia física, es decir que nos suicidáramos, a la menor contrariedad o el menor problema que afrontásemos en la vida. Esta es la razón por la que en nuestro interior hay este miedo a la muerte. Venturosamente las personas comienzan a perder el miedo a la muerte cuando comienzan a comprender que la vida continua. Pero para las personas también, hay una doble reacción. Cuando la vida continua, quiere decir que la experiencia, buena o mala de una vida física, también se prolonga hacia allá. La calidad en nuestra vida hoy es la calidad de cómo fue nuestra vida anterior. Por lo tanto, si nosotros queremos tener una vida espiritual plena y futura, aun cuando nos resulta difícil conseguirla porque no está aquí. Debemos planearla con buenas acciones, con amor, para todos que nos rodean.  Y para otros, representa una noticia que preocupa, porque ellos creen que terminando esta vida, cualquier cosa mala que hayan hecho no tiene consecuencia. Y por el contrario, si uno daña, si uno desperdicia un tiempo que es divino, que no nos pertenece, aunque hay un libre albedrío, hay consecuencias negativas en esa vida futura.

¿El hombre muere sólo una vez?

JC: Es muy interesante esta pregunta. Me parece que el hombre muere tantas veces como es posible dañar al otro, como es posible refugiarse en su experiencia de vida a través del egoísmo. Todos morimos y hemos muerto muchas veces, como hemos renacido tantas veces. La reencarnación es un proceso que no cesa porque es una concesión divina, es una oportunidad divina, para reaprender de manera constante y tantas veces como sea necesaria, ensayar la felicidad y el amor. Es un estado de gracias continuo que no cesa con la muerte. Por lo tanto naceremos, renaceremos, y moriremos tantas veces como nuestra propia necesidad de evolución, nuestra propia necesidad de alcanzar la paz mental, la paz interior y llegará un momento en donde dejaremos de reencarnar en un cuerpo físico para encarnar en cuerpos sutiles donde la experiencia sea más amorosa, donde las pruebas sean menos groseras por llamar de alguna forma, donde el sufrimiento sea solamente un recuerdo vago pero donde la siembra del amor sea una acción consciente.  
El hombre deja de morir en la medida que siembra en el otro el amor y la esperanza. Yo diría también que uno renace todos los días en Jesús y uno muere todos los días cuando se aleja de Dios.



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